A la altura del km. 16, últimos metros del camino. |
Nos
desplazamos hasta Bonares tres integrantes del club; Miguel, mi hermano y un
servidor. Una vez allí, no tuvimos ningún problema para recoger los dorsales y
la bolsa del corredor y poder admirar el complejo deportivo que tienen en esta
localidad. Viendo las listas de inscritos pudimos contemplar que no habían
tenido una inscripción masiva que es lo habitual en los últimos tiempos, lo que
nos abría las puertas a obtener algún premio por categoría.
Una
vez cambiados, nos pusimos a calentar y, poco antes de la salida, los jueces
hicieron un control de dorsales. Nos pusimos en una buena posición en la salida
como hacemos últimamente para no perder tiempo y, tras el disparo, emprendimos
la marcha en pos de descubrir los encantos que nos tenía preparada esta media
maratón...
Nada
más salir dimos una vuelta a la pista de atletismo y salimos del polideportivo
con dirección a Rociana. Aproveché la vuelta por la pista para contar el número
de atletas que llevaba por delante que no eran más de 30. Pronto dejamos la
carretera que llevábamos para adentrarnos en un camino con el firme algo blando
que nos llevó hasta la carretera general que ya no abandonaríamos hasta llegar
a Rociana. En este momento Miguel y yo íbamos juntos y nos fuimos quedando
atrás del grupo numeroso que íbamos cerrando junto con otros dos atletas con
los que formamos un pequeño grupo perseguidor de 4. Tengo que decir que, cuando
íbamos en el coche hacia Bonares, cogimos por la carretera por la que discurría
la carrera para reconocer un poco el terreno y nos dimos cuenta que el perfil
era bastante exigente.
Llegando a Meta |
Hasta
el kilómetro 3 fuimos descendiendo y, a partir de entonces, comenzó una leve
subida, muy leve, que nos llevó hasta el 6. Era aquí donde empezaba el primer
gran desnivel. Dejábamos la carretera general y cogíamos la salida hacia
Rociana con una pendiente pronunciada. Pasado el kilómetro 7 nos llegó un pequeño
descanso en forma de descenso que aproveché para pegarme a Miguel que me había
sacado un par de metros. El descanso fue corto porque en el kilómetro 8 nos encontrábamos
con un muro que nos llevaría hasta el centro del pueblo. Una gran pendiente de
casi un kilómetro para pasar por el casco histórico de Rociana.
Una
vez en la Plaza del pueblo comenzaba el descenso para salir de la localidad y
poner rumbo a Bonares. Aquí ya íbamos acusando el esfuerzo pero aprovechamos el
descenso para recuperar cuánto pudimos. Quizás nos habría venido bien haber
tenido el avituallamiento en el 9, en lugar de en el 10. Con el pueblo a
nuestra espalda nos adentramos en un terreno totalmente desconocido, sabíamos
que la vuelta se hacía por un camino pero no teníamos ni idea de lo que nos
esperaba.
Una
vez en el camino (km. 10) comenzamos un ascenso progresivo que no paró hasta
que llegamos al polideportivo de Bonares en el kilómetro 16,5. Fue un trayecto
durísimo donde no tuvimos descanso que me dejó totalmente agotado. En este
trayecto Miguel me sacó unos 300
metros pero aún conservaba la esperanza de poder
alcanzarlo más adelante. Finalizado el camino, pasamos por delante del polideportivo
de Bonares y nos encaminamos hacia el pueblo para completar los 5 kilómetros que nos
quedaban. Aquí me encontré con mis sobrinas, mi hermana y mi cuñado que había
venido a vernos y que nos hicieron las fotos. Y también aquí me llegó el mazazo
cuando, aún yendo cuesta abajo, no era capaz de coger un ritmo cómodo, había
agotado mis fuerzas en el camino y aún me quedaba lo peor.
Con mis sobrinas que vinieron a animarme |
La
entrada en Bonares cuesta abajo tampoco ayudaba mucho porque la pendiente era
tan pronunciada que tenía que ir frenando para poder controlar la zancada. Con
todo esto, bajamos durante algo más de 2 kilómetros para
luego encontrarnos con la subida final, otro tramo de otros 2 kilómetros pero esta
vez subiendo todo lo bajado y con las vistas puestas ya en llegar a la meta.
Aquí bajé el ritmo definitivamente y subí como pude hasta que tuve el
polideportivo al alcance a mis ojos donde apreté para dar lo poco que me
quedaba.
Al
final, paré el crono en 1h36’22” entrando en la posición 32 de la general y 4º
de mi categoría. Miguel fue el 3º de la categoría con 1h34’03” y mi el hermano
el 12º de la categoría con 1h40’52”. Como dije al principio, esta media me deja un sabor agridulce porque, por un lado, he conseguido una buena posición y un tiempo aceptable viendo la dureza de la prueba pero, por otro lado, he terminado con la sensación de estar fundido.
Clasificación final de mi categoría |
Esta
semana no competiré y me la tomaré de descanso porque ya voy notando un exceso
de competiciones en las piernas. La próxima será la Carrera de Fondo del
Aljarafe el 10 de noviembre.
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