Llegada a Meta |
Este fin de semana he estado en Granada con mi hermano y
con unos cuantos amigos venidos de toda Andalucía para participar en su Media
Maratón. Capi, Antonio, Miguel, Ernesto, Ochoa, mi hermano Jose y yo nos hemos
atrevido una vez más con esta exigente carrera. Tras dos años de ausencia volvía
a la ciudad nazarí dispuesto a comenzar mi temporada.
Llegamos el sábado y fuimos a la Feria del Corredor para
recoger los dorsales. Una estupenda feria con muchos stands, música en vivo y
un bar para poderte tomar unas tapitas. Aprovechamos y vimos las Carreras en
Familia que habían organizado en la tarde del sábado para los niños y para
aquellos corredores que no pueden con una media maratón. Luego nos fuimos a
cenar y después al hotel a descansar.
La mañana se presentó buenísima para la práctica deportiva,
nada de frío y nada de calor. Tras las fotos de rigor y un escaso
calentamiento, nos pusimos en la línea de salida y nos deseamos suerte.
Sonó el disparo que anunciaba el comienzo de la prueba y
35 segundos después cruzamos la línea de salida. La primera recta la hacemos despacito
mirando a un lado y a otro buscando a la familia (entre las familias de unos y
otros nos habíamos juntado más de 20). La masificación tampoco nos deja avanzar
mucho. En el primer kilómetro el correr se hace difícil y mi hermano y yo
aprovechamos los laterales para ir avanzando.
Una fuerte bajada en el km. 2 nos hace ponernos a un ritmo
bastante vivo que nos sirve para adelantar a los más lentos y situarnos junto a
los que van a nuestro ritmo. Poco después mi hermano me indica que tire, no
tiene buenas sensaciones, así que, me voy despegando de él. Los primeros kilómetros
sigo rápido, lo que me lleva a pensar que puedo acercarme a 1h35’ que me había
marcado como máximo o incluso superarlo. Hago cuentas para superar mi MMP pero
no me salen, muy bien tengo que llegar al segundo tercio de la carrera para
poder intentarlo sabiendo lo que me queda por delante.
Con todos estos pensamientos me voy aproximando al primer
repecho que está pasado el km. 7. La primera subida la llevo bien, hace rato
que estoy metido en un grupito y vamos bien. En el km. 10 afrontamos la segunda
subida, ésta me cuesta más y me noto las piernas muy pesadas. Pasado el km. 11
empezamos a llanear pero me encuentro demasiado cansado para la altura de
carrera a la voy (no sé si tendrá que ver el no haber calentado lo suficiente).
Intento recuperar antes de que llegue el último gran repecho pero llega
demasiado pronto.
Poco a poco empezamos a subir, hemos pasado el km. 12 y me
mentalizo para los dos kilómetros que tengo por delante. Voy subiendo bien, me
entretengo observando a los corredores que llevo por delante. Hay uno con la
camiseta de la selección española de atletismo que le va diciendo a un
compañero que va en bicicleta que no le tiran las piernas. “Este va cansado
como yo” – pienso.
Estamos llegando al km. 14, ya se me está haciendo
demasiada larga la cuesta (no me acordaba ya de ella), llevo la piernas muy
doloridas y estoy deseando beber agua. Aún así, el ritmo no ha caído en demasía.
Aún no he hecho un kilómetro por debajo de 4’30” (excepto el primero) y eso me
anima. Giramos a la derecha, aquí está el fin de la cuesta y el
avituallamiento. Cojo una botella de agua a la que le doy dos traguitos y el
resto me lo echo en las piernas para enfriarlas un poco porque las noto hirviendo
y a esta hora ya está haciendo bastante calor.
A partir de aquí comenzamos a bajar buscando el centro de
la ciudad, esto es lo que me hace falta a mí para recuperar el ritmo. Poco a
poco voy mejorando los tiempos pero es algo efímero, en cuanto me topo con un
llano o un leve repecho vuelvo a sufrir. Para distraerme me pongo a hacer cálculos,
mi MMP ya está lejos pero voy muy bien para superar la hora y treinta y cinco minutos
que me había propuesto.
Ya estoy en el centro de Granada, disfruto del ambiente
mientras me mentalizo de que en los 2 últimos kilómetros me voy a encontrar una
leve pendiente. Voy contento aunque no esperaba sufrir tanto, esta vez he
pecado de optimista. Quizás tendría que haber calentado más y haber empezado más
tranquilo pero ya no puedo volver atrás. Intento coger un ritmo de zancada que
me ayude a recuperarme y no sufrir en el tramo final.
No he visto a la familia en todo el recorrido, así que,
sospecho que están en la línea de Meta. Conforme me voy acercando voy mirando a
un lado y al otro, hay muchísima gente. De pronto los veo, me acerco y todos
comienzan a gritar, incluido mi hijo que ya llevaba rato esperando a su papi.
Les saludo y continúo hacia la Meta parando el crono en 1h33’09” según el
tiempo oficial.
Magnífica carrera, magnífica organización y magnífico
avituallamiento final. Mesas y mesas con agua, bebidas isotónicas y frutas y,
además, el tirador de la Cruzcampo. En el ropero tampoco tuvimos problemas para
entregar y recoger las mochilas y en los vestuarios apenas había gente y nos
pudimos incluso sentar en los bancos. ¡Qué más se puede pedir!
Enhorabuena Joaquín, gran crónica de una gran carrera ;). Un saludo!
ResponderEliminarMuchas gracias, Manolo.
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