15.12.2013
Trofeo a los 500 primeros |
El despertador sonó tempranito, los
compañeros del club habíamos quedado a las 8.30 y tenía que desayunar antes.
Una vez en el punto de encuentro calculamos los coches que nos hacían falta y
nos encaminamos hacia Bellavista, al punto de salida de la carrera. Allí nos
quedamos todos excepto los conductores que se fueron hasta Los Palacios para
dejar los coches allí. Mientras los esperábamos cogimos sitio al solecito para
aplacar el fresco de la mañana aunque ya se veía que el día sería caluroso para
la época del año que tenemos y que tendríamos una estupenda temperatura para
correr. Tanto es así, que algunos hasta pasamos calor por el camino.
Cuando ya estábamos todos, nos
cambiamos, dejamos las mochilas en el coche ropero y calentamos un poquito. El
domingo tenía ganas de hacer una buena carrera, de acabar con buenas
sensaciones y, si era posible, rebajar mi MMP. Apunto de dar la salida nos
pusimos un poco por delante del globo de la hora y media. Puntualmente, nos
pusimos en marcha e intenté hacerme un hueco para coger el ritmo pronto. Íbamos
en un grupo Miguel, Delicado, Melo, Polvillo, Matías, Agustín y todo el pelotón
que seguía al globo de la hora y media que se nos echó encima.
Foto de grupo |
En 3-4 kilómetros se
quedaron rezagados Polvillo, Matías, Agustín y el globo. Cerca del km. 6
dejamos la Carretera de la Isla y nos adentramos en una carretera local que nos
llevaría hasta Los Palacios. En este momento, comienza el tramo más exigente de
la carrera, una pendiente considerable en el 7, una leve bajada, otra pendiente
algo más suave en el 9 y un tramo de varios kms. con varios desniveles. En esta
carretera el viento daba de costado pero había veces que se agradecía porque la
temperatura empezaba a subir. A esta altura, Melo ya se ha quedado acusando el
cansancio de las últimas carreras de larga distancia que ha corrido.
Hasta aquí hemos llevado un ritmo
bueno de 4’10” aunque la media general sube por el tiempo del primer kilómetro
y de la subida del kilómetro 7 y 9 que nos salió a 4’20”. A partir del km. 13
me decido a subir el ritmo un poquito para acercarnos a los 4’05”. Miguel,
Delicado y yo seguimos junto y con buenas sensaciones. Al pasar el 15 ya me doy
cuenta que va a ser difícil mejor mi MMP pero voy a estar muy cerca. El puente
del km. 17 se aproxima, es el próximo punto en el que tengo pensado aumentar el
ritmo. Qué casualidad, que justo al pié del puente hay muchos integrantes del
club palaciego animando con sus banderas y me animo a hacer el cambio de ritmo.
Subo el puente rápido, Miguel me sigue pero Delicado se queda rezagado. En la
bajada del puente echo la vista atrás y me indica que sigamos nosotros tirando.
Recta de meta con el arco a la vista |
Tan solo nos quedan 4 kms., el
pueblo se ve ya cercano, intento mantener un ritmo cercano a 4’00” pero las
piernas no responden como yo quisiera. Aún así, seguimos con un ritmo más
exigente ayudados por la animación que hay en las calles de Los Palacios. ¡Qué
alegría de gente! El recorrido por el pueblo se hace largo, pero eso pasa
siempre, los 3 últimos kilómetros por Los Palacios se hacen larguísimos,
aunque, como ya digo, la animación lo compensa. Llegamos al km. 20 nos queda la
recta final de casi un kilómetro. Mi familia me espera y no quiero pasar sin
verlos así que me dejo ir un poquito mientras voy mirando a un lado y a otro.
Hay tantísima gente a los lados de la calle y no se distingue a nadie. Continuo
buscando a mi gente, la Meta está cada vez más cerca, en esto Miguel se me ha
escapado unos metros, entro en la zona vallada y me dirigen hacia la izquierda.
No he podido ver a mi familia aunque espero que ellos si me hayan visto. Cruzo
la meta parando el crono en 1h27’44” (tiempo oficial 1h28’04”) a 4’10” de
media.
Felicito a Miguel, esperamos a
Delicado que entra apenas 30 segundos detrás de nosotros. Al pasar el control
de dorsales me dan una tarjetita que pone “Trofeo 500 primeros”. ¡He entrado
entre los 500 primeros y me llevo un trofeo para casa! La alegría es inmensa
porque es la primera vez que me gano un trofeo. Lo recojo y escucho una voz que
me llama. Miro hacia la valla y ahí está mi mujer con mi hijo, por lo visto se
había puesto en la zona vallada pero en la parte derecha y por eso no los había
visto, pero ellos a mí sí.
Cruzando la línea de meta |
Recupero fuerzas con el
avituallamiento que nos ofrecen en meta y estiramos y charlamos sobre la
carrera mientras esperamos al resto de compañeros que van entrando
escalonadamente. Al final me ha salido una buena carrera y he podido constatar que
mantengo un ritmo alto de cara al Maratón. Y, por supuesto, me llevo para casa
una gran alegría y el recuerdo del esfuerzo compensado.
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