¿En qué piensas cuando corres?

Siempre he escuchado que cuando uno sale a correr desconecta de los problemas diarios, pero  ¿realmente se desconecta? Yo no lo tengo claro. Después de casi 15 años corriendo he pensado en casi todo lo pensable mientras corría. Cierto es que en la mayor parte de los entrenamientos se termina desconectando aunque he de reconocer que hace unos años me costaba más desconectar y que me cuesta más cuando el entrenamiento lo realizo en solitario. En mis inicios, en lugar de desconectar, aprovechaba el entrenamiento para ir reflexionando sobre lo sucedido durante el día, ya fuera trabajo, familia, amigos. Sin embargo, en estos últimos años lo que hago es conectarme a mi mundo running, ya que, desconectar no quiere decir que no se piense en nada, es más, no recuerdo ningún momento en el que haya estado corriendo con la mente en blanco. Hay muchos factores que condicionan a tu mente a la hora de correr; el ir solo o acompañado, el estado de ánimo personal, tener un objetivo marcado, el cansancio del entrenamiento, la música que esté escuchando, en fin, muchas circunstancia que te llevan a tener la mente ocupada.

Mis entrenamientos suelen ser en grupo la mayor parte del año, por lo que, desde que llegamos al lugar de encuentro ya empezamos a hablar de nuestro mundo y se empieza a desconectar de los problemas diarios. De esta forma, cuando comienza el entrenamiento ya estás metido en un ambiente de running que te facilita la concentración en la carrera. Y si el entrenamiento es relajado y la charla no cesa te habrás metido desde el principio en una burbuja de la que no saldrás hasta llegar a casa. Pero no siempre se puede salir en grupo y no siempre te engulles en la conversación porque los problemas te superan o no estás de ánimos para ese día. En estos casos resultará más difícil desconectar y aquí es cuando entran otros factores.

Yo no soy mucho de llevar música o la radio mientras corro, porque alguna vez que la he llevado he terminado sin prestarle atención a los sonidos que salían de los auriculares y atendiendo más a los ruidos que se generan en el entorno por el que voy corriendo, pero sé de gente que es lo primero que coge cuando piensa en salir a correr porque es su ayuda para desconectar. Yo prefiero escuchar a mi cuerpo y pensar en el objetivo marcado. Porque siempre tengo un objetivo, ya sea una carrera concreta, llegar a alcanzar un ritmo, el mantenimiento en la época estival, y  tiro de imaginación para visualizar como será el día en el que cumpla el objetivo. Cierto es que al final nunca suceden los acontecimientos tal y como los he imaginado pero eso no importa.

En estos últimos años no me resulta difícil desconectar y me concentro más en las sensaciones que recibo al correr, en puntos más técnicos que quizás sea lo que me está ayudando a mejorar. Procuro llevar una buena respiración y una buena zancada para conseguir un ritmo de carrera constante. Muchas veces me sorprendo de los avances conseguidos en los tres últimos años. También voy pendiente de las zapatillas y de llevar una postura correcta que no me acarree dolencias o lesiones innecesarias. Y, cuando voy relajado,  incluso me cuestiono por los pensamientos que tendrán los demás. ¿En qué estarán pensando mis compañeros ahora que vamos tan callados? Es una incógnita que quizás pueda desvelar con solo volver a leer este artículo.

Pero todo esto cambia cuando te llega el cansancio y la fatiga, cuando aún te quedan kilómetros por hacer y tu cuerpo empieza a decirte que pares. En este momento, te olvidas de todo lo que tenías en mente y ya solo piensas en que estás cansado. Este es un momento duro en el que necesitas pensamientos positivos para venirte arriba y sacar esa fuerza que te haga llegar al final. Además, tienes que tener la serenidad para tomar la mejor decisión en ese momento sin que te afecte en masía ni física ni psicológicamente, porque la situación es diferente si estás en un entrenamiento, en una carrera de preparación o intentando cumplir el objetivo, y la decisión a tomar debe ser distinta en cada caso. Personalmente, además de pensar en lo que mejor me puede venir en cada momento, siempre tiro de memoria para recordar aquellos momentos buenos en los que he disfrutado corriendo para subir el ánimo e intentar olvidar el cansancio y, si esto no funciona, le echo un poquito de imaginación y me monto una película en la que llego a Meta victorioso, cual Abel Antón en Sevilla en 1999, que casi siempre me da resultado.

Y tú, ¿en qué piensas cuando corres?