El lunes me vi sorprendido por un catarro invernal que me hizo desistir de salir a entrenar el martes. Ya empezaba la semana saltándome un entrenamiento.
El jueves ya me encontraba mejor y salí a entrenar, por decir algo, porque apenas podía tirar de mi cuerpo. Las piernas doloridas y una sensación de cansancio me hacían no sentirme cómodo. Fueron 15 km algo duro por las malas sensaciones.
Pero lo peor estaba por llegar. El domingo teníamos programadas un entrenamiento de 30 km, de los que apenas hice 22. Desde el comienzo volvieron a repetirse las malas sensaciones del jueves pero tenía la esperanza de que fueran a mejor. Ya los 10 primeros kilómetros me costaron hacerlo y sólo de pensar lo que me quedaba por delante me hundía. A partir del 15 me descolgué del grupo buscando un ritmo más flojo para intentar recuperar las sensaciones pero fui a peor. En el 18 ya decidí recortar viendo que el día no se arreglaba y en el 20 comencé a caminar. Con los recortes que le hice al circuito estaba a unos 5 kilómetros del punto de partida. Ya dí por perdido el entrenamiento y sólo pensaba en no forzar nada para no buscarme ninguna lesión. Fui intercalando tramos andando con otros a trote hasta llegar al final.
En fin, semana para olvidar y deseando estoy que llegue el próximo entrenamiento para recuperar sensaciones.
